Un terrible mal

Sufro de un terrible mal.

Una enfermedad que se alimenta de lo más íntimo de mi ser.

Una afección que drena mis fuerzas y me impide continuar.

Un dolor que se acurruca en mis entrañas y me arrebata las ganas de vivir.

Un padecimiento indomable que no cede su agarre en mi frágil mente.

Me veo envuelto en desilusiones diariamente, esta tortura no se la deseo ni al más infame de los villanos.

Me perturba este sufrimiento, soy incapaz de luchar contra él; en este momento su dominio sobre mí es total.

Es con gran pena y desolación que debo admitir que lo necesito, este mal me domina no solo por su increíble fuerza, sino por la disposición que tiene mi existencia hacia él.

Pero ¿quién es este terrible criminal que tanto sufrir me ha causado?, preguntas.

¿Quién es este infame terrorista?

Este bastardo sin pena.

Este ruin bellaco.

No hagas conjeturas, ¡oh lector!, seguro estoy que la simple mención del nombre de la bestia te hará derramar unas cuantas lágrimas, te pondrá el cabello en punta, te secará la boca de saliva y te hará dar un suspiro de terror.

El nombre de mi adversario es sencillo, pero carga el peso del sol y la fuerza de mil ejércitos. Estoy seguro de que has escuchado de él antes y posiblemente ya has sufrido ante sus garras.

Sufro de un terrible mal, internet lento.

Gerardo Gómez Ríos

Esposo, padre, hijo, ingeniero y autor.

https://www.gomezrios.com
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